El misterioso Cipitío: Descubre la leyenda detrás de este espíritu hondureño

En Honduras, el folclore es algo que se encuentra bien afianzado y sobre todo lleno de historias fantásticas sobre personajes curiosos así como tenebrosos de los que escuchamos siempre en las  reuniones familiares o con amigos, en donde la personas de mayor edad son las que se encargan de contar interesantes historias sobre ellos para mantener esa parte de nuestra cultura viva lo más posible, porque es parte de lo que somos y de lo que nos representa en todo el mundo.

Ya hemos hablado de algunos personajes muy famosas del folclore en Honduras, La Llorona y el escurridizo Duende Hondureño pero el día de hoy vamos a hablar de otro personaje muy interesante de nuestra cultura que aunque es menos conocido que todos los anteriores, también su historia es en extremo curiosa y llena de datos interesantes que se merecen conocer a profundidad, hablamos del Cipitio. Este personaje forma parte de las leyendas en toda Honduras pero también de gran parte de Centro América y estas han trascendido desde tiempos muy antiguos hasta la actualidad.

El Cipitio, el eterno e inofensivo niño.

Este personaje es considerado como uno de los más inofensivos de todas las leyendas porque no pasa de hacer más que alguna que otra broma y de hacer un risa burlona. Según la descripción de la leyenda, el Cipitio es la personificación de un niño de 10 años de edad que es pequeño de estatura, tiene una panza enorme y lleva un enorme sombrero en su cabeza, también quienes lo han visto dicen que pueden ver sus pies hacia atrás, osea alreves. Le encanta comer ceniza, por lo que es común verlo en maizales y también come bananas.

Tiene una habilidad especial que le permite moverse de un lugar a otro como si se teletransportara y esto le permite escapar sin problema cuando le persiguen, aunque también la leyenda cuenta que el puede ser visto únicamente por los niños y niñas. Este personaje no tiene un lugar o zona en específico para aparecer ya que es un espíritu errante que vaga por distintos lugares y con su habilidad de teletransportarse, es más probable que no vuelva a aparecer en un mismo lugar por muchas veces.

Según se comenta también, al Cipitio le gusta estar cerca de casas en las que se encuentran cocinas con hornilla de leña ya que ama comer cenizas y en este lugar siempre encuentra su alimento favorito, también se comenta que le gusta visitar los ríos o pequeñas quebradas en las que se frecuentan mucho las jovencitas para bañarse o lavar la ropa, también para recolectar agua, porque si estas son hermosas, le gusta tirarles piropos, piedritas o hasta florecitas a manera de halago por su hermosura.

El origen del Cipitio.

De acuerdo a lo que se cuenta en una versión muy popular sobre este curioso persona, el Cipitio es un niño de 5 años, hijo de Dioses que desafortunadamente fue abandonado por su madre a la orilla de un río después de que esta fuera castigada por el Dios Tlaloc por haber traicionado a su esposo Cipitl, quien era un tirador de flechas. Este niño fue nombrado como Cipitio, es chiquito, gordito, muy belludo y con ojos negros, sus pies están al revés, osea viendo hacia atrás.

Esta última habilidad le permite confundir a aquellos que lo han visto y le dan persecución, pues siguen sus huellas en la dirección diferente de la que el está huyendo, lo que le permite dar perfecto escapes. Esto es lo que se conoce de este curioso personaje, tan inofensivo pero capaz de dar tremendos sustos por su apariencia tan extraña pero digno de ser conocido por ser parte de nuestro folclore catracho.

¿Algunas vez has visto al Cipitio? Déjanos saber tu opinión en la sección de comentarios. Te invitamos a leer nuestro artículo sobre La Llorona en Honduras.